Hoy me encuentro en Alemania haciendo mi doctorado en Ciencias de la Computación en la Universidad de Freiburg. Tengo esta oportunidad gracias a la beca que recibí por parte del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD, por sus siglas en alemán). Llevo seis meses de doctorado y aunque los retos son grandes sé que durante mi tiempo en la Universidad de los Andes y luego en la pasantía de investigación adquirí muchas herramientas para afrontarlos. El trabajo en el doctorado es muy independiente, pero tengo la oportunidad de conversar con los otros del grupo de investigación, aprender de nuevos temas y ahondar en otros. Además, tengo un excelente asesor, el profesor Thomas Brox, que me guía en mi proyecto y me ayuda a mirar nuevos horizontes para mi investigación. Estoy muy contenta de estar aquí, pues reconozco que la oportunidad es una bendición en mi vida.
Para mí la Universidad de los Andes jugó uno de los papeles más importantes en mi carrera y en mi decisión de convertirme en docente de Universidad. Quisiera reconocer a ambos Departamentos a los que pertenecí, Matemáticas e Ingeniería Biomédica, cada uno aportó diferentes conocimientos y motivaciones para continuar mis estudios en el doctorado. Matemáticas me dio la oportunidad de aprender a formalizar conceptos, de organizar y fundamentar ideas. Me permitió descubrir mi pasión por la enseñanza, cuando dejó a mi cargo dos complementarias de cálculo y álgebra. Quisiera reconocer principalmente a Alexander Getmanenko quien al final de mi carrera se interesó por los trabajos aplicados que estaba realizando y me apoyó en mi camino hacia el doctorado.
Ingeniería Biomédica aportó en mi la motivación de aplicar todo ese conocimiento al servicio de la humanidad, de las personas. El enfoque que da en el que un científico puede y, más aún, debe trabajar en pro del bienestar de los otros fue de las enseñanzas más importantes. Durante mi pregrado encontré mis pasiones, el análisis y procesamiento de señales, en particular en 2D, una forma creativa que aplica los conocimientos matemáticos para solucionar problemas y desarrollar tecnología. Conocí a grandes modelos de profesor como lo son Pablo Arbeláez y Mario Valderrama que trasmiten en sus clases la alegría e importancia de lo que se está enseñando. Con Mario conocí por primera vez que la programación es poderosa y que modelar el mundo en código puede ser todo un reto que vale la pena afrontar. Pablo fue mi asesor tanto en el pregrado como en la maestría y gracias a él tengo todo mi conocimiento en Visión por Computador; él ha sido un ejemplo de mentor, profesor e investigador. Desde aprender de ética profesional y proyección de trayectoria de carrera hasta conocimientos avanzados en Machine Learning, vínculos con ideas matemáticas y publicación de artículos en grandes conferencias. Lo que IBIO me aportó fue mucho, pero sin lugar a duda las personas que están y lo que ellas dejaron en mi vida es lo más importante y por lo que estoy más agradecida. Espero algún día volver mucho más formada a mi país y poder devolverle todo lo que me dio.