Los sucesos recientes ocurridos en Colombia, han logrado unir a los ciudadanos en un sólo propósito, la búsqueda de una sociedad más justa. Desde el 28 de abril del presente año inició el paro nacional, un cese de actividades con el objetivo de obtener una respuesta a las peticiones e inconformidades de los ciudadanos hacia las decisiones del Gobierno. Estas manifestaciones se fueron prolongando a lo largo de los días, al igual que su incremento en actos de abuso policial, cierre de locales por afectaciones físicas, incremento de muertes, impotencia e indignación de los ciudadanos. Estos hechos se han puesto en evidencia por redes sociales y medios alternativos que han cautivado a la audiencia joven por su ausencia de filtro, en consecuencia, se han convertido en la mejor alternativa para pedir ayuda en caso de vulnerabilidad de derechos en las manifestaciones, primeros auxilios o colectas masivas para quienes más lo necesitan.
Nosotros como estudiantes nos encontramos inmersos en el contexto de las redes sociales y sus constantes publicaciones frente a la situación actual en diferentes perspectivas. Además, debemos ser conscientes de que nos encontramos entre el pequeño porcentaje de la sociedad que puede acceder a educación superior de calidad. Es por esta razón que, debemos dar validez a la frase “de espaldas a Monserrate, de cara al país”. Lograr un cambio en la sociedad inicia por un cambio en el pensamiento y sentir, poder enfocar nuestra academia al bienestar de los demás y no solo en aprender a cómo usar biomateriales en un laboratorio. Es por esto que, debemos comprender la importancia de los movimientos estudiantiles que han surgido a lo largo de la historia y cómo éstos han logrado cambios importantes en la sociedad actual. Movimientos de estudiantes que tienen una postura crítica, logrando comprender que las manifestaciones no son la única opción para pronunciarse y que a la vez entiende que, aquellos que hacen parte de estas movilizaciones como integrantes de primera línea, personas de prensa, de derechos humanos o brigadistas, trabajan en equipo para lograr la tan anhelada justicia y para cuidar a los demás manifestantes mientras expresan su sentir.
Muchas veces todos estos hechos los vemos lejanos de nuestro diario vivir, suponemos que estamos seguros al estar en nuestras casas y ver las atrocidades que suceden en las calles o simplemente nos hacemos indiferentes a la situación actual del país. En gran parte, esta lejanía sucede porque no tenemos a familiares, conocidos o amigos que se involucren o hayan sido afectados por estos acontecimientos. Sin embargo, al ser privilegiados podemos equivocarnos, todos nosotros somos seres humanos, independientemente del color de piel, de la universidad en la que estemos, de nuestros ingresos diarios y mucho menos de nuestra marca de carro. Todos somos una comunidad, y como tal, es nuestro deber protegerlos y ayudar en lo que sea posible, ser empáticos y poder comprender las necesidades que las demás personas tienen, entender que las consecuencias son en diferentes proporciones, y que quienes se manifiestan buscan justicia e igualdad de oportunidades para todo el país. Por eso, como estudiantes y comunidad debemos entender la empatía como principal valor para construir una sociedad en la que los derechos no sean un privilegio de una minoría afortunada.