Dada su reciente notoriedad, pensaríamos que los drones son algo muy reciente, pero cuando investigamos un poco sobre sus orígenes, podemos ver que desde la Primera Guerra Mundial se comenzaron a desarrollar con propósitos militares.
El diccionario Webster define un dron como: “Un avión o barco no tripulado guiado por control remoto o computadoras a bordo”.
Su aparición ha despertado, como muchas otras tecnologías disruptivas que no sabíamos que necesitábamos, una gran cantidad de innovación y desarrollos tanto de hardware como de software, las cuales habiendo estado disponibles en plataformas de acceso abierto (open source), han estimulado a la creación de una comunidad que comparte ideas, comparte desarrollos, sueña con aplicaciones disruptivas y colabora para convertirlas en realidad.
Dentro de las aplicaciones más notorias, fuera del ámbito militar, hemos visto la creación de modelos para uso recreativo, así como en su época se desarrollaron aeromodelos cuyo propósito era, en buena parte, la recreación de los usuarios, que permitieron una gran cantidad de desarrollos tecnológicos con materiales, motores, controladores, dispositivos de control remoto, etc. Hay que resaltar que la proliferación de teléfonos portátiles inteligentes (SmartPhones), ha hecho posible la reducción en los precios de los microcontroladores, acelerómetros, y otros sensores.
Con la disponibilidad de cámaras fotográficas y de video, desde muy temprano se agregaron cámaras a los drones que se utilizaron para recreación y fotografías y videos profesionales, también para mapeo de terrenos, fincas, cultivos, cauces de ríos, inundaciones, deforestación, entre otros. A estas imágenes se les han ido sumando tecnologías complementarias como el reconocimiento de imágenes y la inteligencia artificial (IA), tanto para ilustrar como para atender ciertas necesidades. Un claro ejemplo de cómo se juntan diferentes áreas de la ciencia y la tecnología para producir soluciones.
Algunos de los aspectos innovadores que se han desarrollado, son los de navegación, que no dependen de referencias externas, y que permiten, por ejemplo, poner un dron al interior de un edificio, sin acceso a referencias externas de navegación como el Global Positionoing System (GPS), a recorrer estructuras para mapear los espacios o para ayudar en la búsqueda de objetos o seres vivos.
También se han desarrollado aplicaciones para enjambres de drones con los cuales se han encontrado nuevas formas de navegación inercial y la posibilidad de compartir tareas entre varios de ellos. Un ejemplo es la unión de estos dispositivos para cargar objetos que uno solo no podría; o los enjambres de drones que hoy en día se utilizan para crear aspectos visuales sin precedentes y los cuales reemplazan a los fuegos artificiales que se utilizaban en el pasado.
Con las mejoras en los aspectos de hardware y potencia traducida a capacidad de carga, la habilidad de controlarlos, y la navegación más confiable, se comenzó a pensar en aplicaciones para la entrega de ‘cosas’. Y cuando las grandes compañías como Amazon, comienzan a soñar y a compartir sus sueños con grandes cantidades de usuarios, muchos comenzamos a diversificar estos sueños y no es casualidad que en muy poco tiempo, sus aplicaciones en el campo de la salud comenzaran a ser imaginadas y muy poco tiempo después a ser implementadas.
Los drones ya han sido puestos a prueba durante desastres naturales como el huracán que afectó a Haiti. En el 2012 la empresa Matternet (mttr.net) realizó una prueba de campo para entregar comida y suministros médicos. En su charla en TED, en el 2013, Andreas Raptopulus, CEO de Matternet, explica cómo este tipo de tecnologías son necesarias para llegar a un billón de personas en los sitios apartados y sin acceso a vías adecuadas. Sabemos que las comunicaciones han mejorado mucho, así que una solicitud para algún medicamento de emergencia se puede hacer, el problema es cómo llega este pedido al sitio remoto donde se solicita. Además de medicamentos, podemos pensar en vacunas, unidades de sangre, suero antiofídico, desfibriladores, pequeños equipos, recibir muestras para ser analizadas y otra serie de posibilidades que este efectivo método de transporte podría facilitar.
En Colombia se han comenzado a desarrollar pruebas con drones. Un esfuerzo que reúne a la empresa de dispositivos médicos Boston Scientific, La Cardio, operadores logísticos y la empresa Orkid, está desarrollando una plataforma para drones ‘a demanda’ para ser utilizados en Colombia, México y Brasil.
Como muchas de estas tecnologías disruptivas, hay grupos de usuarios que se enfocan en aspectos como la posible pérdida de la privacidad o del riesgo físico que un accidente con un vehículo no tripulado podría causar, y vemos que se crean y se imponen grandes cantidades de regulación que en el mejor de los casos solo demoran un tiempo y en el peor de los casos ‘matan’ los beneficios de estas innovaciones disruptivas.
En la situación regulatoria actual que tiene Colombia, la Aerocivil en su resolución 04201 del 2018, clasifica según el riesgo operacional de estas actividades de aeronaves no tripuladas, como de categoría C, a aquellas de carácter experimental (desarrollo e innovación) o que pretendan transportar mercancía y/o personas que todavía no están permitidas en Colombia. Considerando que muchos aspectos técnicos ya alcanzan un nivel de desarrollo tal que deberíamos estar viendo este tipo de aplicaciones en uso en nuestro territorio, esperemos que los aspectos regulatorios avancen para permitirlo muy pronto.