Desde mediados de agosto la Universidad de los Andes permitió el reingreso al campus. Esta reapertura se hizo bajó los más estrictos protocolos de bioseguridad y se adecuaron las instalaciones para que, tanto estudiantes como empleados, regresaran de la forma más segura posible. Siguiendo las normativas de la Universidad, el Departamento de Ingeniería Biomédica reabrió todos sus laboratorios especializados y puso en marcha la parte experimental de los proyectos de investigación, que se detuvieron durante la cuarentena decretada por la Alcaldía de Bogotá.
También se dictaron, en modalidad presencial y virtual, las secciones de laboratorio de los cursos Cultivos y Actividad Celular, Biomateriales, Señales Biomédicas y Biomecánica. Los estudiantes que asistieron presencialmente a los cursos, lo hicieron de forma voluntaria y debieron pasar por el visto bueno de la Jefatura de Servicios Médicos de la Universidad.
“Me dio mucha alegría poder regresar al campus, para mi fue un renacer. Me estaba enfermando en casa porque mi vida es el trabajo en el laboratorio y lo extrañaba mucho. Me hace muy feliz poder estar en la Universidad y apoyar a los estudiantes a sacar sus proyectos adelante, trabajamos en quipo y nos cuidamos entre todos. El tiempo en cuarentena me sirvió para apreciar lo que tenía, ahora no me estreso como antes cuando las cosas se salen de mi control y valoro poder volver a mi trabajo y estar saludable”, expresó Holmer Pinto técnico del laboratorio del Departamento.
Para ingresar a la Universidad se debe pasar por el control de temperatura, lavarse las manos y llenar una encuesta de monitoreo. Dentro del campus se debe mantener el distanciamiento físico y utilizar siempre el tapabocas. Además, para ingresar a los laboratorios del Departamento es necesario pasar por un tapete de desinfección de zapatos y es obligatorio el uso de gel antibacterial y el porte de todos los elementos de protección personal. Cada laboratorio lleva un registro de las personas que ingresan a este. Por otro lado, la Universidad ha realizado pruebas aleatorias de COVID-19 a las personas que están trabajando permanentemente en los laboratorios.
Dependiendo del área física de cada laboratorio se determinó un aforo máximo de visitantes; el cual, permite mantener el distanciamiento social. Este aforo no se sobrepasa bajo ninguna circunstancia, lo que ha generado nuevas dinámicas; se debió optimizar el uso del tiempo y coordinar de forma rigurosa la asignación de turnos y el préstamo de equipos. Por consiguiente, los estudiantes y técnicos de los laboratorios han adaptado su forma de trabajo a los nuevas medidas y horarios, así lo describe Natalia Suárez, estudiante doctoral, “uno se acostumbra rápido a todo y ésta es nuestra nueva realidad, ahora vamos a la Universidad a hacer lo que tenemos que hacer y nos vamos. Tenemos mucho afán, todos tenemos la sensación de que perdimos mucho tiempo durante la cuarentena. Ha sido difícil encontrar el balance, ya que tenemos pendiente el trabajo de los meses en los que no pudimos estar en el laboratorio. Hemos cometido errores experimentales al intentar hacer mucho en poco tiempo. Fue triste sentir la vida universitaria apagada y ver los negocios cerrados fuera del campus. Sin embargo, es maravilloso podernos reencontrar y se ha fortalecido el sentimiento de hermandad entre compañeros”.
Desde el Departamento de Ingeniería Biomédica tomamos todas las medidas y apoyamos los procesos para reactivar la vida universitaria. Nos llena de entusiasmo tener a nuestros estudiantes de regreso y saber que, a pesar de las dificultades, podemos encontrar las formas de reinventarnos.